Saturday, November 29, 2014

Venado



Por fin he logrado conseguir pluma y papel. Ya van más de quince días y las cosas están cada vez más tensas aquí adentro: ahora ya también he recibido amenazas de muerte. Escribo esto a manera de testimonio, en caso de que algo malo me llegase a ocurrir.
Hoy pude hablar nuevamente con mi abogado. Me advirtió que va a estar muy difícil que me dejen en libertad. Mi caso se ha vuelto mediático, los encabezados en los periódicos no me ayudan y tengo a toda la opinión pública volcada en mi contra.
Quizá tú que estás leyendo esto ya te enteraste de qué es lo que sucedió, o al menos de la historia que ellos cuentan. Y, créelo o no, sí fue un accidente... Aunque a decir verdad, incluso si no hubiese sido así, no comprendo por qué tanto alboroto.
Por ello quiero contar brevemente mi versión, la verdadera versión:
Llegué al bosque alrededor de las diez de la mañana como cada sábado. Descargué todo el equipo de la cajuela de la camioneta y me dirigí al corazón del bosque.
Al llegar a mi lugar, preparé todo de manera meticulosa: las provisiones de alimentos, los binoculares, mi silla favorita, mi rifle y las municiones, y mi gorra de caza. Después, simplemente me senté a esperar. 
Había transcurrido poco más de una hora, cuando observé a lo lejos un ligero movimiento. Llevé los binoculares a los ojos y pude ver al venado. Me emocioné porque pensé que quizá aquel día finalmente conseguiría capturarlo. Tomé rápidamente mi rifle para no dejar pasar la oportunidad, le apunté y traté de seguirle el rastro con la mira, pero el venado escapó. Así sucedió lo mismo unas tres veces más. 
Tras dos horas y media sin éxito, ya me había resignado a regresar el siguiente fin de semana. Pero de pronto, pude observar nuevamente movimiento a lo lejos. El venado corría y brincaba muy aprisa. No quería dejarlo escapar. Apunté, disparé dos veces... y fallé. Fue en un tercer disparo que acerté, aunque en una diana equivocada. 
Sí, al ex esposo de mi mujer, como a mí, también le apasionaba la cacería; sin embargo, yo no sabía que él se encontraría allí en ese momento. El resto de la historia ya lo conoces. Como dije, sólo acerté, pero en un animal equivocado. 
Fue un gran disparo, eso que ni qué. Según la autopsia, murió al instante. Si le hubiese dado al venado, muchos me estarían alabando en este momento, estoy seguro. ¡Ah, pero no! En cambio, me quieren encerrar y hasta matar...
Por ello ahora que escribo esto, lo comprendo cada vez menos. Sí, sí, maté accidentalmente a un hombre, ¿y?; suponiendo que no hubiese sido un accidente, ¿qué? ¿Por qué tanta importancia? ¿Por qué tanto alboroto?

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